EL MONSTRUO
Recuerdo “cruel Zelanda”
Como si lo hubiera leído ayer,
Pasando página tras página
Volviendo a vivirlo.
Como si una piel gruesa
Que supura y apesta,
Me vistiera cuando me desnudo.
A los ojos del recuerdo,
Del amor y del deseo,
Ni pensar en que me toque
Con la repulsión de una llaga.
Y al volver a vestirme
Con las ropas de la moral impuesta,
A sus ojos vuelvo a ser él galante
caballero,
Objeto de su deseo repulsivo.
¿Cómo sentir su tacto gentil?
¿Cómo abrazar su seno?
¿Cómo volvernos uno?
Que sencillas y horribles preguntas,
Deseando jamás responderlas
Por temor a vomitar enseguida.
Me ahogo en la supuesta pestilencia
Que emana de mí,
Tragándome su mirada de asco
Y su titubeante
tacto.