(Especial de navidad)
Se hizo de noche desde que salí del hotel y esta helando, puedo ver como sale el vapor de mi boca dibujando amorfas figuras en el ambiente, me encuentro con el alma enrarecida por todo lo que me conto el tipo en la habitación, y me preguntaba dónde estaría “el pancho” cuando de pronto alzo la mirada y veo un gran ventanal adornado con luces de navidad.
Me quede atónito por la manera en la que había pasado el tiempo y que sin pensarlo había llegado a diciembre, continué mi camino de vuelta a mi casa pensando en las navidades que había pasado junto a mi familia y en cuanto los extrañaba, estaba tan absorto en mis pensamientos que no escuche los pasos apresurados de una chica que al correr tropieza conmigo y casi me manda al suelo.
Ella solo trastabillo y siguió corriendo y atrás de ella iban dos tipos bastante mal encarados, supuse que eran pandilleros o algo por el estilo, di un par de pasos más y me quede parado, di la media vuelta y camine en la dirección que corría la chica, supuse que algo malo iba a suceder, de repente escuche un grito muy cercano, al doblar la esquina me lleve la sorpresa de que los dos pandilleros estaban golpeando a esta mujer de una manera salvaje.
Camine hacia ellos y les grite- ¡qué les pasa, dejen a esa chica en paz!- ellos voltearon y me dijeron – te largas a la chingada o te mueres-, yo pensé “bien” saque mi arma de debajo de mi gabardina y le metí un tiro en la cabeza, su sangre quedo esparcida por todo el lugar, la chica el otro pandillero se quedaron inmóviles, el otro pandillero apenas vi que movió su mano le disparé en el hombro, dio la media vuelta queriendo huir y le volví a disparar en la pierna.
Cayó al suelo como el animal que era, guarde mi arma y me acerque con toda la tranquilidad del mundo, la chica solo estaba ahí tirada en el suelo sin decir nada, como agradeciendo su fortuna, me acerque y le pregunte si estaba bien, a lo que me dijo que si, levante la mirada y vi al pandillero retorciéndose de dolor, camine hacia él y le pregunte porque estaba persiguiendo a esa chica y dijo que porque le debía dinero, que ella era una drogadicta que no merecía vivir.
Metí la mano y saque un cigarrillo, lo encendí y le ofrecí un cigarrillo al pandillero, el me lo acepto, se lo puse en la boca y se lo prendí, con una voz tranquila y calmada le comente – mira hermano, tu y yo somos muy diferentes y te voy a decir el porqué, tu matas para cobrar deudas o simplemente porque el sujeto que es tu jefe te manda, no crees que es una manera muy estúpida de vivir?, ahora veámoslo desde el punto de vista lógico, ya establecimos que tu estilo de vida es un tanto estúpido por lo cual una vida estúpida no merece ser vivida así que basado en esto, tu no mereces vivir.
El me miro pensativo y curioso de ver a qué hora sacaría mi arma y lo mataría, realmente esto me divertía mucho así que seguí torturándolo psicológicamente, así que seguí platicándole – mira no son mis asuntos y la verdad es que me importa un comino lo que le llegue a pasar a esta chica así que vamos a hacer un trato si tú me respondes bien una pregunta te dejare vivir para sigas revolcándote en tu mierda hasta que alguien te mate, pero si me respondes una estupidez morirás aquí, así sin más.
Pude ver en sus ojos la resignación a la muerte y le pregunte – a ver haz un poco de memoria y dime una sola cosa buena que hallas hecho en toda tu vida – se quedo pensativo, me miro y dijo – creo que no hay nada bueno en mi vida – bueno entonces te voy a matar pero antes le vas a pedir disculpas a esta mujer por golpearla de una manera salvaje y si no lo haces tu muerte no será rápida y te juro por lo que más quieras que desearás no haber nacido.
Lo arrastre hasta donde estaba ella y le pedí que le pidiera disculpas – solo atino a decir un sórdido "perdóname no era nada personal" – lo arrodille y le dije a la chica que si quería podía mirar saque mi arma cote cartucho y le dispare en la cabeza, el disparo sonó como un susurro en la noche fría.
Guarde mi arma y me fui caminando, la chica se paro como pudo y me grito que esperara un poco, yo me di la media vuelta y le dije que no quería hacer amistad con nadie que se ocupe de sus asuntos y que me dejara en paz, ella se sentó y me pidió que por favor la ayudara estallando en llanto, me le quede viendo mientras pensaba “bueno cualquier cosa tiene consecuencias, estas con las mías”.
La ayude a levantarse y nos metimos a un restaurante modesto, ordenamos algo de cenar y ella me platico sus problemas de adicción a las drogas, prostitución, y otras porquerías que realmente me conmovieron y pensé en mi pequeña hija, le pedí que se callara y le ofrecí una salida a todo eso, ella me miró sorprendida, porque es un hecho que nadie hace nada sin recibir nada a cambio.
De tal manera que le hable de un centro de rehabilitación y que yo con gusto se lo pagaría a cambio de una cosa, el objeto más valioso que ella tuviera, enseguida saco un broche de oro, me quede sorprendido por lo hermoso del broche, ella me dijo – señor yo no sé su nombre pero si tuvo el valor y la decencia de salvarme la vida y no hacerme daño creo que son razones suficientes para confiar en usted, le entrego este broche que era de mi madre que heredo de su madre, tómelo como pago.
Yo tome el broche, lo levante y con una mirada fija le conteste – yo tampoco se tu nombre, pero esto no es un pago, es una promesa de que vas a regresar por él como una persona diferente, y entonces te lo devolveré - , dejamos de hablar y solo se escuchaba el sonido de los focos de luz blanca dentro del local y a la vez se respiraba un aire de tranquilidad.
Esa noche volvimos a mi departamento, le sugerí que se bañara para curarle las heridas que había sufrido y así lo hizo, al curarle las heridas me di cuenta de que esta chica todavía tenía salvación, la acompañe hasta la habitación donde se metió en mi cama y antes de retirarme del cuarto le pregunte su nombre y edad, ella me respondió que se llamaba Lucia pero que podía llamarla “Lucy” y que tenía 18 años, me pregunto lo mismo y yo con voz dulce le respondí que mi nombre era “Al” y que mi edad no importaba.
Al día siguiente la desperté y la lleve a un centro de rehabilitación donde sabia que la tratarían muy bien, una vez en la puerta me dijo que yo era su ángel guardián, me beso en la mejilla y cruzo las puertas donde la recibieron amablemente, di media vuelta y me fui caminando.
A la mañana siguiente me llamó Loreta para saber cuáles eran mis planes para la navidad, le respondí que no tenía planes y me propuso cenar juntos en la navidad a lo que yo accedí gustoso.
lunes, 14 de diciembre de 2009
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